¿Cuándo plantearnos acudir a un psicólogo con mi hijo?
Acudir con su hijo a un psicólogo en Toledo, Clínica Forma
Cuando nos planteamos ser padres o madres, empiezan a surgirnos muchas dudas en torno a qué puede suponer ser padres o madres y si estaremos preparados para lo que eso conlleva. En un primer momento, puede que tengamos cierta ansiedad o preocupación, si bien es cierto que con el tiempo, vamos generando experiencia, llegando un momento en el que, “todo va rodado”, vamos conociendo a nuestro/a hijo/a, sabiendo lo que necesita e incluso anticipándonos a sus demandas.
Pero la crianza va más allá y con el paso del tiempo, según nuestro/a hijo/a va creciendo, nos enfrentamos a nuevos retos, siendo en ocasiones, bastante complicado diferenciar lo “normal” o más bien, lo esperable, de las conductas o actitudes que puedan suponer un problema para nuestros hijos.
En este sentido, habría muchas cosas de las que reflexionar, ya que una conducta o comportamiento de un niño/a no puede calificarse por sí misma, sin tener en cuenta el contexto en que esa conducta surge y las consecuencias que eso conlleva tanto para los niños/as, como para sus padres o madres.
Es frecuente, encontrar varias situaciones cuando un niño/a es llevado a la consulta de un psicólogo. El motivo principal por el que un niño/a acude a un psicólogo, es evidentemente, porque sus padres lo llevan. Normalmente, los padres y madres, acuden a la consulta de un psicólogo porque se encuentran preocupados por su hijo/a.
Como padres o madres debemos tener en cuenta que hay ciertos comportamientos o señales, que nos pueden indicar que vendría bien consultar a un profesional, como por ejemplo:
- Cuando notes a tu hijo/a un cambio importante en:
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- El sueño: pesadillas, insomnio o somnolencia excesiva
- La alimentación
- En el rendimiento escolar.
- Cuando tras un cambio en su rutina o vida diaria tu hijo/a, se muestra desanimado, con pocas ganas de hacer cosas o ha tenido un cambio importante en su conducta.
- Cuando manifiesta dificultades en el desarrollo del lenguaje, del control de esfínteres o habilidades que se van adquiriendo en función de la edad.
- Cuando no muestra interés en actividades que antes disfrutaba.
- Cuando se queja de malestar o dolores físicos, como dolores de estómago, de cabeza, etc.
- Cuando muestre una timidez que le dificulte su vida diaria.
- Si manifiesta muchos episodios de rabietas, llanto o conducta agresiva.
- Si le cuenta mantener la atención o concentrarse, así como si su comportamiento es impulsivo.
Como he indicado inicialmente, es importante tener presente que consultar a un profesional no implica nada más que eso y que, una vez realizada la evaluación de nuestro/a hijo/a y en el caso de que sea necesario realizar una intervención psicológica, solamente supone el inicio de un proceso de aprendizaje, tanto para ti como para tu hijo/a y uno de los factores determinantes y que siempre hay que tener en cuenta es la implicación de los padres y madres en el proceso terapéutico de nuestros/as hijos/as.
Tenemos que tener presente que NUNCA nuestros/as hijos/as van a ser o tener un problema, todo lo contrario.
Acudir a un profesional es una gran oportunidad para toda la familia, una oportunidad para servirles de modelo en cuanto a pedir ayuda a un profesional, una oportunidad para conocer mejor a nuestros/as hijos/as, y una oportunidad para crecer, ya que siempre es bueno conocer nuevas herramientas y hacerlas nuestras, para que la crianza de nuestros/as hijos/as sea lo más satisfactoria y feliz posible, tanto para ellos/as como para nosotros/as.